La Mina. Arte a la sombra de Camarón (V)

Modesto Fernández: “El flamenco no se puede aprender”·

La bailaora Chuchún Flores Amaya, nació en 1961 en Barcelona. Carmen Amaya era prima hermana de su abuelo. Desde hace veintidós años vive en La Mina, dedicada a dar clases de flamenco en invierno en el Centro Cívico y a bailar en verano.

La cantaora Mercedes Cortés, nació en La Mina en 1976. En su carrera ha pisado los tablaos de Carmen, El Cordobés y Los Tarantos de Barcelona. También ha cantado en el Grec, en el festival de Las Minas, en Córdoba, en parís, en Roma, “en muchos sitios, mi arma”. Frecuenta el Centro porque es el único vínculo gitano del barrio. “Yo he participado en cursillos interculturales de inserción y prevención laboral para niños magrebíes, negros y gitanos. También les explico lo que significa históricamente el mundo gitano, el flamenco y los oficios”.

Francisco Heredia Torres, que nació en Barcelona en 1979, reside en Parets del Vallés, pero su centro de conexión con el universo gitano está en La Mina. “Me gusta venir al Centro para sentir la cosa salvaje de la música de tradición gitana”, dice. Estudia guitarra flamenca en el Conservatorio Superior de Música del Liceu, desde los catorce años, compartiendo clase con sesenta alumnos, “Hay un chino, un portugués y muchos japoneses. El chino es el más constante de todos, aunque le cuesta un poquito más. Todos sienten pasión por el flamenco y son mejores críticos que nosotros”. ¿Es necesario estudiar en el Conservatorio para tocar la guitarra? “El Conservatorio lo pone más fácil, porque hay grandísimos guitarristas que no se han formado en conservatorios que están ahí, pero va siendo hora de tener una metodología del estudio de la guitarra. Soy un gitano que quisiera culturizar la música desde un punto de vista pedagógico, sin menospreciar el arte autodidacta”. Cuando Francisco Heredia acabe la carrera optará a una futura cátedra de guitarra en Lucena (Córdoba). “Me iré allí de profesor, aunque iré viniendo por La Mina, porque no puedo estar lejos de mi gente”. Heredia puntualiza que el flamenco está pegando porque hay un tecnicismo en los grupos nuevos, pero en lo que se refiere a las esencias del flamenco, entiende que se atraviesa una época de vacas flacas por exceso de innovación.

Modesto Fernández, nació en el pueblo jinense de Cabra de Santo Cristo. “Huyendo del hambre y la pobreza nos fuimos a Granada, luego a Gerona y después a Barcelona hace 26 años. Yo frecuento La Mina porque aquí se cultiva el flamenco con los gitanos andaluces y siempre hay algo que aprender de ellos, porque cada uno tiene unas vivencias diferentes”. Este promotor de espectáculos dice que “aquí hay gente importante del flamenco como Juan de la Vara, Fantasía y Potaje; además siempre contamos con el respaldo de la asociación gitana para cualquier cosa”.

Modesto está casado con María del Mar, prima de Lucerito. Cantan por las peñas y los festivales y reconoce ser analfabeto. “Fui seis meses a la escuela cuando tenía diez años en Granada. Las chicas iban por la mañana y los chicos por la tarde. Nos daba clases un cura en un autocar abandonado”.

Dice que el flamenco es analfabeto, que se canta con faltas de ortografía. “El flamenco es un sentir, exponer tus sentimientos echando por la boca lo que sientes, lo que tienes en tus entrañas, lo que ves. Está comprobado que aprender música para el flamenco limita el flamenco. La salsa latina, por ejemplo, no se puede aprender en una escuela. El flamenco es tan difícil como el jazz, el blues, que en un momento dado reclama la improvisación. El cantaor se transforma y ya no es la misma persona que hace un rato estaba hablando con los amigos. El flamenco no se puede aprender. El flamenco sale del centro del cuerpo”.

Otra de las cantaoras profesionales de La Mina es Montse Cortés, con un futuro brillante por la calidad y matices de su voz. Ha trabajado con artistas como Antonio Canales y Tomatito. También la bailaora La Tani, figura relevante que dirige una academia de baile y está reconocida en el extranjero.

El Presidente del Centro Cultural Gitano de La Mina, Manuel Heredia Soto, resume diciendo que La Mina es un vivero de artistas flamencos que se expresan y se dan a conocer a través del Concurso de Cante Flamenco. “El Centro es un punto de reunión del pueblo gitano. Recibimos subvenciones de la Generalitat de Catalunya, Diputación, Ayuntamientos de San Adrián y Barcelona, del Ministerio de Asuntos Sociales, y algunas empresas. Aquí hacemos cursos de corte y patronaje, de bailes regionales, de guitarra flamenca, cerámica, restauración de muebles, tallas de madera, conferencias, tertulias flamencas. Cada día queremos luchar más por nuestra cultura y nuestro barrio”.

Pero hay más: Un grupo de mujeres, Paqui y Luisa Perona, Julia Fernández, Pepi Castro, Amalia Santiago, Paqui y Manoli Cortés, han escrito el primer libro de cocina gitana, recogiendo recetas tan curiosas como los andrajos, los potajes de gran tradición gitana, las gachas, las papas al pelotón, morro de cerdo asado, los alfajores y el café de pucherillo, que ha publicado Icaria Editorial.

Rafael Peronaresume el flamenco con este relato: “El general Sanjurjo le ofreció un duro de plata a Macandépara que le cantara un fandango y Macandé le dijo que le cantaría una toná. “Mira que no sabes quién soy yo y si no me cantas un fandango, te detengo”. Macandé no cedió a la amenaza del militar y Sanjurjo lo desalojó de la taberna. Luego, la vida, enloqueció a Macandé, acabando sus días en un manicomio de Jerez. Cuando algunos gitanos, entre ellos el padre de Manolo Caracol, le visitaban en Nochebuena, Macandé intuyendo en su delirio que eran gitanos, lanzaba un grito espeluznante, sin ritmo, sin compás ni letra. Eso es el arte y gitano”.