“La evolución ideal es que tu música cambie como si fuera una persona”.
Jarvis Cocker
En 1996 había comenzado la cuesta abajo de todo el fenómeno Britpop. Sus dos grupos más mediáticos, Oasis y Blur, habían arrasado mediante sus discos más celebrados, con el punto culminante de su batalla del año anterior. Pero en 1996 la plaga de nuevas bandas fast-food estaba dejando un rastro cada vez menos inspirado de obras-fotocopia. El Britpop se estaba suicidando.
Ya en 1997, Radiohead alcanzaba el número 3 de ventas de singles con ‘Paranoid Android’, un single con tendencias progresivas de más de seis minutos de duración. El panorama estaba cambiando. Escocia volvía a alzarse. La heterogeneidad de su escena empezó a calar. Belle & Sebastian volvían a invocar a los Smiths en primera persona, The Delgados aumentaban el crisol de la influencia del pop americano de los 60 y Arab Strap invocaban la religión del anti-hit confesional como mejor forma de alcanzar reconocimiento. El vació dejado por Pulp, Blur y Oasis en 1996 fue muy grande. Pero lo peor fueron los retornos de estos dos últimos en 1997… A esas alturas, Tony Blair había renegado del Britpop. Cool Brittania ya no daba más de sí. El optimismo de fin de siglo tornó en el agnst del premilenio. Radiohead se habían convertido en los nuevos portavoces de la juventud británica y OK Computer (Parlophone, 1997) en la deprimente banda sonora de fin de siglo.
Radiohead, verdugos del optmismo britpopero.
El Britpop estaba agonizando, mientras tanto, Suede le decían adiós con gran dignidad a través de Coming Up (Nude/Sony, 96). “Un giro hacia el pop, más exuberante y vital que sus dos antecesores ya desde la portada, alejada del erotismo de las cubiertas de Suede y Dog Man Star, diseñada por Peter Saville, colaborador habitual de Joy Division y New Order. Sin embargo, y aunque de forma más optimista, Brett Anderson no rehúye a los tópicos en temas como ‘Trash’ o ‘The Beautiful Ones’, que alcanzan dimensiones casi de himno. En la primera se reencuentra con el espíritu callejero, bohemio y de enfrentamiento constante con el mundo exterior, mientras que la segunda es un canto a la belleza adolescente en los ambientes más oscuros. ‘Lazy’, por su parte, es un canto a la pereza, mientras que ‘Picnic In a Motorway’, deudora del ‘Perfect Day’ de Lou Reed, reencuentra a los londinenses con la decadencia urbana”1.
10 de noviembre de 1997, el Britpop ya está pegando sus últimos coletazos. Radiohead ya son definitivamente los nuevos reyes. Evaporado por combustión espontánea, el renacido Swinging London ha sido reemplazado por unos nuevos advenedizos de la cultura americana. Radiohead prefieren mirar a Jeff Buckley y, en último caso, a la épica sin techo de U2. OK Computer ha hundido en las sombras a los nuevos, y prescindibles, discos de Blur y Oasis. Los primeros habían acabado por sucumbir al influjo del la del indie americano. Graham Coxon se escudaba diciendo que estaba pasando por una crisis de identidad con el pop, y que ahora toca “asustar a la gente”. Y vaya si lo consiguió.
Sin rumbo ni patrón en su camino, Blur traicionaron todo lo que la prensa británica había ensalzado desde la explosión de Suede en 1993. ¿Stephen Street2 como productor de su último disco? Sería para desviar un poco la atención de lo que estaba pasando. Por otro lado, el hecho de que precisamente este disco sea titulado como “Blur” tampoco ayudó a evitar que una prensa británica traicionada se abalanzara sobre la nueva entrega de Albarn y los suyos como perros sedientos de sangre.
Si Blur decidieron mirar definitivamente hacia el otro charco, The Boo Radleys también acabaron por hurgar un poco más en la herida. En su caso, tiraron por la borda su lifting retro beatlemaniaco. Cansados de ser flor de un día, la banda de Martin Carr volvía a la palestra en 1996 por medio de C’om Kids (Creation, 1996). En este disco, la escisión queda patente en un remozado sonoro del ADN Britpop entre la abstracción dub y kilos de cacharrería electrónica. De resultados irregulares, aunque realmente inspirador, quizá esta hubiera sido la única posible salida del Britpop: haber aceptado a tiempo que el mundo no se podía congelar continuamente en los 60.
Por la parte de Oasis, 1997 fue el año en el que publicaron Be Here Now. Este disco había sido esperado como el verdadero cáliz sagrado del Britpop. La resistencia del Britpop ante el inminente declive dependía de la magnitud de este trabajo.
El Daily Telegraph intentando salvar el Britpop…
El fiasco total, el mismo Noel Gallagher no podría haber definido mejor el tercer LP de Oasis: “Es el sonido de… un montón de chicos, esnifando coca en el estudio, sin hacer una mierda. No hay bajos en absoluto. No sé qué pasó con eso… Todas las canciones son realmente largas y todas las letras son una mierda y, por cada milisegundo, Liam no está diciendo una palabra. Hay un puto riff de guitarra al estilo de ‘Wayne’s World’”3.
Be Here Now se publicó diez días antes de la muerte de Lady Di, el símbolo oficial del fin del Britpop. Mientras tanto, desde Estados Unidos se mofaban de toda la Cool Britannia a través de Austin Powers (1997). Lo peor de todo es que la parodia de todos los valores británicos ridiculizados partían de un auténtico bodrio, que llegó a ser una de las sagas más vistas de estas dos últimas décadas.
En un plazo muy corto de tiempo, toda la euforia que se respiraba en el Britpop se esfumó como un globo que explota, sin más. La altivez anglocentrista se desplomó, y todo se tradujo en una nueva realidad. “La prensa musical estaba cambiando o, por decirlo de otra manera, muriéndose. La historia que más comúnmente se escucha es que se convirtió en una víctima del éxito repentino del Britpop: así como las bandas que cubrían llegaron tan arriba, éstas podían ser seguidas en los diarios y en la televisión, llegando a la situación de no haber la necesidad real de que existiera un periódico semanal de música. Todo esto sugiere que lo único que, en primer lugar, se buscaba en un periódico musical era el tipo de cobertura que también iban a encontrar en los diarios o en la televisión. Eso es una tontería total. Por un lado, las ventas subieron tanto como lo hizo el Britpop. La gente equivocada parecía creérselo, y los periódicos cambiaron de tono”.
“Esta fue tal vez la última oportunidad que tuvo la prensa musical de llegar a un público de masas, y hacer lo que estaba destinada a hacer: circular algunas ideas brillantes, despertar sensibilidades, fomentar la innovación. El Britpop es lo que sucedió en su lugar. Y no por error. La prensa fue persiguiendo esa chuchería brillante tan rápido como cualquier banda de perdedores. Y era tan jodidamente alegre. Los recuentos de palabras fueron cortados, el análisis dio paso a un propagandismo sin sentido. Recuerdo un suplemento sobre Glastonbury en la NME alegando que Sleeper estaban ‘impulsados por un odio obsesivo hacia la mediocridad en todos los niveles’.
“Estaba más allá de la parodia. Recuerdo estar horrorizado, jadeando con incredulidad, una y otra vez, debido a las decisiones que estaban tomándose a mi alrededor. Mirando hacia atrás, […] yo estaba en lo cierto. En todo caso, fue ese cambio brusco en el tono de la prensa musical, este tipo de populismo fracasado, lo que llevó a los lectores casuales a decidir que podían conseguir todo eso en otro lugar”4.
Durante esa misma época, el otrora gran aliado del Britpop, Tony Blair, alcanzó su objetivo de convertirse en Primer Ministro.
“Poco después de ser elegido Primer Ministro, Blair perdió muchos de sus partidarios. Las poses rockistas de Blair se habían vuelto tan evidentes que era muy poco probable que las áreas más tradicionales de la política del gobierno se pusieran a elogiar a alguien cercano a una disposición tan bohemia. La imposición de la matrícula estudiantil ejecutada por los Nuevos Laboristas hizo que Tony Blair se volviera cada vez más impopular entre los jóvenes que, al principio, habían sido sus ávidos partidarios. Las restricciones en el subsidio del paro provocaron que el ‘New Deal’ también planteara preguntas sobre lo ‘fantástico’ que era el Nuevo Laborismo. Cada vez estaba más claro que el Nuevo Laborismo no eran tan cool como mucha gente esperaba”.
“Cuando Tony Blair decidió apoyar al presidente Bush para ir a la guerra ede Irak fue muy criticado. Desató protestas en todo el país. Se destacó la caída del Nuevo Laborismo en desgracia cuando un miembro de la banda anarquista Chumbawamba vació un cubo de hielo sobre el vice primer ministro John Prescott en los Brit Awards de 1998”.
“Cada vez estaba más claro que Blair estaba perdiendo su apoyo entre las celebridades Britpop. El 11 de marzo de 1998, incluso antes de muchas de las decisiones impopulares de Blair vinculadas a la guerra y las tasas de las matrículas, NME puso a Tony Blair en su portada con el titular: ‘¿No has tenido alguna vez la sensación de haber sido estafado? El rock & roll acepta el desafío del gobierno’. Dentro de la revista, las credenciales culturales y de juventud quedaban completamente demolidas en la sección de la editorial: ‘El Nuevo Laborismo nos está subestimando y tomando el pelo’. Esto fue sólo el comienzo de cómo el movimiento Britpop se estaba desconectando cada vez más de Blair y el Nuevo Laborismo. Jarvis Cocker, cantante de Pulp, diría más tarde: ‘Es peor que si lo hubieran hecho los conservadores, porque, en cierto modo, de los tories siempre se puede esperar que suceda la misma mierda’”.
Mientras todo el mapa estaba cambiando de aspecto, Pulp se encontraba trabajando en el disco post-Different Class.
Se puede establecer una paralelismo temporal entre la lenta muerte del Britpop y la grabación de This Is Hardcore (Island, 1998), la descomunal acta de defunción del Britpop y la verificación de que Pulp fueron sus supervivientes más lúcidos. Por algo sería, ¿no?
Cocker: “Odio las bandas que, a la primera señal de éxito, comienzan a repetirse. Por eso retrasamos tanto la grabación. Nuestra gira acabó en agosto del 96, y en noviembre ya entramos a grabar el single ‘Help The Aged’. Fue un desastre. Russell Senior (violinista y guitarra de Pulp desde Freaks) estaba a punto de abandonar el grupo. La verdad es que no me sentía cómodo y decidí irme tres semanas a Nueva York para poner en orden mis ideas. Different Class representó la culminación de una etapa de Pulp, y había que volver con algo muy diferente”5.
Espectadores de lujo de todo lo que estaba ocurriendo, parecía como si Pulp se hubieran refugiado en una torre vigía desde la que poder otear todo lo que ocurría a su alrededor. Mientras que Blur y Oasis tocaban fondo y los tabloides británicos cambiaban de estrategia, Cocker y los suyos veían como las fichas del tablero ahora habían cambiado de dueño. Radiohead eran el nuevo modelo a seguir. Pero a Cocker aún le quedaba una bala en la recámara, la más dañina de todas. Ya no quedaba tiempo para nuevos himnos como ‘Mis-Shapes’, ‘Disco 2000’ o ‘Common People’. No, la aureola cegadora de reluciente ironía se había acabado. El nuevo movimiento de Pulp estaba pensado en cómo rematar el Britpop, algo que ya habían hecho tanto Blur como Oasis, pero de una forma totalmente opuesta: convirtiendo la decadencia en un acto de creación en estado puro. Para ello, Pulp se tomaron su tiempo con el fin de perfilar hasta el más mínimo detalle de la continuación de Different Class. Para tal misión, Chris Thomas volvió a ser el cerebro en la sombra.
Chris Thomas: “El primer disco que hice con Pulp [Different Class] es de una clase diferente. Es sin duda uno de los mejores discos que he hecho. Estoy muy contento con él. Las canciones son fantásticas. Jarvis es un gran escritor. Y ellos han estado durante mucho tiempo esperando que les sucediera este éxito. En Inglaterra se vendieron más de un millón de discos, lo que es realmente mucho. Luego se fueron a la carretera durante un año, y se encontraron con las dificultades. Estar bajo el ojo fue difícil para ellos, como lo es para la mayoría de la gente. A Jarvis se le hizo difícil escribir el último álbum [This Is Hardcore], algo que se prolongó durante cerca de 18 meses. De hecho, Bryan Ferry estaba en el estudio Olympic cuando estábamos empezando con este último disco de Pulp. En un momento, Ferry me dijo que su último disco le estaba llevando dos años. Y yo le dije: ‘No puedo hacer ese tipo de cosas’. Bueno, ja–ja-ja. ¡Lo siguiente que supe es que el disco en el que yo estaba trabajando se prolongaría durante 18meses! Por supuesto, no se está en el estudio todo ese tiempo. Pero incluso cuando se tiene un fin de semana libre, todavía estás llevando ese disc ocontigo. Realmente no puedes quitártelo mentalmente de la cabeza hasta que el disco está en las tiendas”6.
1Entrevista del autor al periodista Cesc Guimerà en 2014.
2 Stephen Street fue el productor principal de los Smiths, así como la mano derecha de Morrissey durante sus comienzos en solitario.
3Dower, John: Live Forever: The Rise And Fall Of Britpop. Traducción del autor.
4Parkes, Taylor: “A british disaster: Blur’s Parklife, Britpop, Princess Di & The 90s”, The Quietus. Traducción del autor.
5Lenore, Victor: “Pulp: reconstruyendo desde cero”, Rockdelux.
6Jackson, Blair: “british producer, Chris Thomas”, Mix. Traducción del autor.