La muerte en la vida de un niño

En numerosas películas infantiles, dibujos animados, videojuegos la idea de la muerte se hace patente una y otra vez. Un clásico como Bambi-con la terrible muerte de la madre del protagonista, capaz de traumatizar al más machote-, aunque no le va a la zaga Up, con la muerte gratuita de Spencer Tracy. En Bola de dragón algunos personajes fallecen y, así, como si nada, resucitan una y otra vez, mostrando a los niños las diferentes facetas de cómo se puede morir o la teoría budista de la reencarnación.

La palabra «muerte» aparece como una constante en el vocabulario de los niños. Los zagales dicen: «Me quedan tres vidas», mientras permanecen pegados al videojuego de turno. Gritan: «¡¡Te he matado!!», mientras juegan a policías y ladrones con sus pistolas de plástico. ¡Algunos de ellos tienen incluso metralletas!

Aún gracias que se perpetúan los estereotipos, y a las niñas las visten de rosa, y siguen jugando a las casitas y a las muñequitas. Si no, criándose entre tanta muerte y destrucción, ya desde bien pequeñitas, al género humano le quedaban dos telediarios. ¿O acaso…?

Los niños de este tiempo están en contacto con la muerte todos los días, pero se trata de una muerte fantástica, indolora, donde uno vuelve a la vida sólo pulsando un botón, o simplemente leyendo en la pantalla: «Game over».  ¡Ay, bendita inocencia!

 

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