El 15 de agosto de 2012 en Monkton Combe, Reino Unido, un autobús salía despedido ladera abajo destrozando el guardarraíles y varios árboles que podían haber frenado la caída. Unos dos minutos después el inevitable golpe se producía provocando numerosas lesiones a sus ocupantes, la banda Baroness. Después de aquello quedó una larga temporada de operaciones por las fracturas, recuperarse de las mismas, sesiones de fisioterapia para recuperar movilidad en las extremidades dañadas… y tres años más tarde encauzaban todo aquel dolor en un disco de nombre Purple.
De aquel 2012 seguía en la banda, por supuesto, John Baizley como cantante, guitarra rítmica, compositor, portadista… y alma máter del grupo. También continuaba el guitarra solista y segundo cantante Peter Adams, en el que a la postre sería su último disco con Baroness, siendo sustituido en 2017 por Gina Gleason. Se incorporaban a la formación Nick Jost como bajista y teclista, añadiendo así un nuevo sonido al grupo, y el baterista Sebastian Thomson que sumaría sus complejas líneas de batería al conjunto.
Purple se abre con Morningstar, toda una declaración de intenciones con esa guitarra tan distorsionada típica de Baizley dejando atrás sus anteriores álbumes. Una música más progresiva pero sin abandonar su característico Sludge. Shock Me fue el segundo single del álbum, aquí toman el protagonista de forma más clara Sebastian Thomson y Nick Jost guiando la sección rítmica la canción.
Try to Disappear mezcla medios tiempos con arranques más rápidos en los que la guitarra Peter Adams toma la delantera, siempre tras entonar Baizley como si de un himno épico se tratase. Kerosene engancha directamente con Morningstar por su forma de entrar en el oyente, siendo las más cercanas seguramente al metal progresivo de bandas como Mastodon. Tras ella llega Fugue, marcando el punto medio del disco y obligándonos a bajar revoluciones en una composición mucho más melódica y pausada. Un intermedio en toda regla.
Chlorine & Wine toma el ritmo desde el mismo punto que lo dejaba Fugue, muy abajo. Pero es lo que pide la canción, que sigue un esquema muy progresivo en su intensidad, iniciándose con unos pequeños acordes y sumando, poco a poco, cada vez más intensidad terminando en modo hit con el grupo cantando al unísono. Tras el que fue el single principal del álbum, The Iron Bell nos devuelve a ritmos más sencillos, solos con mucha alma y, de nuevo, la base rítmica aportando mucha variedad al tema. Conecta directamente con Desperate Burns, que únicamente baja un poco el tempo.
If I Have to Wake Up (Would You Stop the Rain), es la melancolía hecha canción, donde realmente se deja ver el alma de Baroness y, posiblemente, la que más se relaciona con el sentimiento de desesperación vivido tras el accidente. Una emotiva forma de despedir el álbum, ya que sólo nos queda un pequeño corte a modo de outro.
Un disco más que notable, en el que cada una de sus nueve canciones ocupa un lugar útil y ninguna parece estar de relleno. Una obra emotiva, con sus justas dosis de rabia.