La vida imita al arte: el caso del psiquiátrico ruso

La reciente noticia del psiquiátrico ruso que no tuvo más remedio que abrir sus puertas a los internos menos violentos, y que causó finalmente la muerte de un ciudadano parece salida de un cuento kafkiano. Por falta de presupuesto, el hospital psiquiátrico no disponía de dinero para alimentar a sus pacientes. De ahí que permitieran salir a unos doscientos para que ellos mismos se buscaran las habichuelas. El resultado: la muerte de un civil que se negó a dar de comer a uno de los enfermos. 

Este hecho me recuerda, inevitablemente, a la célebre obra de Dostoyevski Crimen y Castigo, por varias razones. La primera es que ambos sucesos ocurrieron en Rusia. La segunda se refiere a que tanto en el asesinato de la novela como en el acaecido el pasado martes, el arma del crimen era un hacha. La tercera es que los dos asesinos tenían una causa noble, que les impulsó a cometer el delito: en la novela se trataba de dinero con el que el protagonista ayudaría a mucha gente, en la realidad era una cuestión de pura supervivencia. Sin embargo, pienso que lo que más une a estas dos historias es su trasfondo literario. Porque ¿quién, en el caso de no estar enterado de la noticia ni de la novela, sería capaz de adivinar cuál de las dos es la verdadera?

**

Este artículo se publicó en El País, el jueves 30 de octubre de 1997