“Sesión infantil” primera parte. Por Carmen Viñolo

El título se refiere, en primer lugar, a la edad de la infancia boba, es decir, a nuestra época, la edad de la velocidad, el capricho, las nuevas cosas, el deseo y la estupidez. En segundo lugar, a las películas favoritas de la industria de la cultura: películas para niños con derecho a voto. 

2005

Anuncio en la televisión. 

LOCUTOR

Ya están aquí. Una pareja de atrevidos agentes dobles, que pronto tendrán problemas.

SRA. SMITH

Te voy a dar una verdadera paliza.

SR. SMITH

Tú me amas.

SRA. SMITH.

¿Qué tiene eso que ver?

LOCUTOR.

El amor y el espionaje pueden ser peligrosos.

¡Explosión!

SR. SMITH

¡Dame tu mano!

SRA. SMITH.

Date prisa, no podré aguantar mucho más.

Tiroteos.

LOCUTOR

La nueva película del director del éxito mundial “Tsunami, catástrofe inmediata”. Con Brad Pitt…

SR. SMITH

Nos vemos en casa.

LOCUTOR

…y Angelina Jolie

SRA. SMITH 

Cariño, no te olvides de comprar el detergente para el lavavajillas.

LOCUTOR 

A partir del 13 de diciembre en los mejores cines.

Un instante de silencio.

LOCUTORA

El camino hacia la libertad ya está aquí. Una nueva manera de comunicarse…

Pedro, que en ese momento está viendo la tele, llama a su amigo con el mismo móvil que aparece anunciado en televisión. 

PEDRO.- Hola, Martín. ¿Qué tal? 

MARTÍN.- Genial. ¡Por fin sábado! 

PEDRO.- ¿Sabes qué peli estrenan hoy?

Según Theodor W. Adorno, la industria de la cultura produce, en el momento oportuno, la necesidad de los consumidores para así llevarlos por el camino adecuado, para poder sujetarlos y manipularlos, esto es, para poder someterlos total y absolutamente bajo su dominio. «Cuanto más sólidas se vuelven las posiciones de la industria cultural, tanto más brutal y sumariamente puede permitirse proceder con las necesidades de los consumidores, producirlas, dirigirlas, disciplinarlas, suprimir incluso la diversión[1]».

La voz en off de la televisión prosigue.

LOCUTORA

Todo en un mismo móvil: videocámara, conexión a internet, GPS, cientos de juegos y aplicaciones, linterna, termómetro…

MICAELA.- Mira, mama, están anunciando el nuevo móvil que me he comprado. 

SU MADRE.- (Indiferente, pero sonriendo.)Aha. 

**

PEDRO.- Sí, creo que la peli es muy buena. ¿Quedamos entonces después? ¿Frente al cine? 

MARTÍN.- Por mí, vale. Pero no sé si Merche querrá verla. No le gustan este tipo de películas. 

PEDRO.- Bueno, no pasa nada. Echan otras muchas pelis en el multicine. 

MARTÍN.-  Vale. Llamo a Merche y a Andrea. Hasta luego.

PEDRO.-  Hasta luego. 

Lidia desayuna con la radio puesta. Suena el anuncio de la nueva película de Brad Pitt y Angelina Jolie.

LIDIA.- Mierda, hoy tendremos un montón de trabajo. 

**

Cuatro de la tarde. Frente a las taquillas del multicine, hay un mucha gente haciendo cola, y niños que juegan y gritan a su alrededor. Lidia llega al cine. 

LIDIA.- Madre mía.  

Entra rápidamente en el vestíbulo. Saluda a sus compañeros de trabajo, que preparan los vasos, los envases, las pajitas, las chucherías y hacen palomitas tras la barra. Algunos niños, ansiosos por la película, esperan frente a la puerta de cristal y se apoyan en ella. Un niño abre la puerta y entra dentro. 

LIDIA.- (Al niño que se ha colado en el cine.) Perdona, pero todavía no está abierto. 

MICAELA.- Hoy hay mucha gente, ¿verdad?

LIDIA.-Parece ser…

ANA.- ¿Qué hacemos con las palomitas de ayer?

CRISTIAN.- A la basura. 

Hannah Arendt reflexiona sobre el peligro de nuestra sociedad de trabajadores y consumidores en su obra La condición humana: «Uno de los signos de peligro más claros en el sentido de que tal vez estamos acuñando el ideal del animal laborans, es el grado en que nuestra economía se ha convertido en una economía de derroche, en la que las cosas han de ser devoradas y descartadas casi tan rápidamente como aparecen en el mundo para que el propio proceso no termine en repentina catástrofe[2]».

El gerente del cine llega y exclama con voz desagradable, odiosa.

GERENTE.- ¡A trabajar!

CRISTIAN.- Está todo listo.

GERENTE.- Joel, venga, abre ya. 

Joel abre la puerta y un sinfín de niños entran corriendo como locos hacia la barra y el puesto de chucherías. Los padres y los abuelos les siguen. 

LIDIA.- (A Ana.)Si la primera sesión está así de llena, imagínate cómo será la de noche. 

EL PRIMER NIÑO EN LLEGAR A LA BARRA, O SEA, EL VENCEDOR.- Un paquete de palomitas y una coca cola. 

MICAELA.- ¿De qué tamaño?

EL PRIMER NIÑO.- Pequeño.

MICAELA.- ¿Los dos?

EL PRIMER NIÑO.- Aha. 

**

Una hora después. El dueño del cine, muy bien vestido y con mirada arrogante, llega al cine con sus dos hijos. No saluda a los empleados, que siguen con su trabajo. Abre la puerta de su oficina con sus llaves, que tintinean al chocar las unas con las otras. 

MICAELA.- (A Lidia,refiriéndose a las llaves.)Fíjate, suenan como monedas. 

En la industria cultural, la risa y el placer están influenciados por el dinero y dependen de él. Se mezclan con el beneficio, la instrumentalización y la dominación: «No se oye el tintineo del gorro de cascabeles del loco, sino el manojo de llaves de la razón capitalista[3]». 

LIDIA.- ¡Explotador!


Continuará…

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[1]Max Horkheimer y Theodor. W.Adorno: Dialéctica de la Ilustración, Editorial Trotta, Madrid 2003, página 189. 

[2]Hannah Arendt: La condición humana,Ediciones Paidós Ibérica S.A., Barcelona 1993, página 141. 

[3]Max Horkheimer y Theodor. W. Adorno: Dialéctica de la Ilustración, página 187.