Desde mediados de los ’90, el mundo del vídeo-clip se ha convertido en un puente que va más allá de la mera recreación de una canción mediante un soporte visual. Michel Gondry, Spike Jonze… directores de éxito en la actualidad, todos comenzaron a expresar sus ideas en formatos reducidos a cuatro a cinco minutos, mediante los que conseguían elevar el impacto de la canción hacia niveles visuales que se impregnaban en la memoria con la misma fuerza que sus estribillos. ¿Quién no recuerda la tierra de ensueño que emergía de “Venus as a boy”? ¿Y esos dos robots enamorados de “All is full of love”? Vídeos que trascendían su mero formato de soporte audiovisual, resulta de lo más nutritivo mirar hacia el caldo de cultivo de este arte al alza. Si nos fijamos con atención, podremos dar con nombres como los hermanos Muñoz, Marc y Raúl, quienes en su vídeo, para el “Come over” de Lasers, han logrado dotar de esencia narrativa a este tema cuasi instrumental. Al igual que ocurría en los videoclips de los años ’80 y los primeros noventa, Marc y Raúl primero dan con una historia. A partir de ahí van más allá, desarrollando un marco significativo de contrastes entre fábricas metalúrgicas y pistas de baile, el cambio de imagen del protagonista despedido por la empresa, y la euforia hedonista de la noche y la indiferencia matutina. Entre este juego de contrarios, se hace muy relevante una serie de símbolos tan interesantes como esa herida en primer plano – ¿la razón de la vuelta a la vida del protagonista tras la rutina mortal de la fábrica? -, pero sobre todo ese fascinante plano final, en el que se hace presente una pecera vacía y nuestro actor principal retoma su condición robótica al volver a ponerse el mono de faena sin siquiera dedicar una mirada a la chica de la noche anterior… Cuanto menos, tremendo y chocante dentro de ese marco casi idílico de blanco radiante. Creación abierta a las más curiosas lecturas, mediante ésta el ideador principal, Marc, consigue dar una nueva dimensión a la exultante ración dance de Lasers gracias a algo tan raro de ver hoy en día: imprimir un estilo personal.
Nombre a tener en cuenta, tampoco debemos olvidar que Marc lleva ya un tiempo cultivando su amor por el mundo visual desde su propia web, El Destilador Cultural; sin duda, una de las más recomendables de hoy en día. En las antípodas del mareante copy-paste que nos asola en las redes, Marc ha logrado definir una web tremendamente nutritiva donde tanto apuesta a descubrirnos tesoros escondidos a re/descubrir como a dar una cobertura concienzuda a eventos, libros o discos donde la mayoría del resto de webs se quedan en cuatro líneas mal copiadas y varios vídeos pegados a troche y moche.
A la espera de sus nuevas iniciativas en el mundo de la imagen, ahora toca disfrutar con este más que prometedor video.