Viaje a la prehistoria: El imaginario de Karel Zeman

Viaje_a_la_prehistoria-231635980-largePese a que con toda justicia se considera a Ray Harryhausen como el gran mago de los efectos especiales, gracias a películas clásicas como Jasón y los Argonautas (Jason and the Argonauts, 1963), no es menos cierto que, ensombrecidos por la larga figura del genio, cohabitaron otros laboriosos artistas del fotograma, capaces de dar vida a figuras mitológicas o prehistóricas mediante elaboradas figuras, generando imágenes que quedarían grabadas en las mentes de los espectadores y resultando sorprendentes para la época. Uno de esos genios era originario de Checoslovaquía, un país que no suele ser citado como referente cinematográfico aun teniendo un buen puñado de obras maestras en su haber. Este hacedor de magia en celuloide se llamaba Karel Zeman, nacido en Ostroměř en 1910 y fallecido en 1989, en Praga.

Zeman consiguió gran popularidad en su país gracias a sus cortos animados, lo que propició que pudiese emprender obras de mayor duración y envergadura. Una de las más recordadas es esta Viaje a la Prehistoria (Cesta do Pravěku, 1955), claramente basada en Viaje al Centro de la Tierra de Julio Verne de la que toma, principalmente, la idea de la existencia de un camino en la Tierra que permite viajar hacia un mundo prehistórico. En este caso estaríamos ante un viaje real en el tiempo, protagonizado por cuatro niños que encuentran a la entrada de una cueva un fósil de un trilobites, e inspirados por los relatos de Verne creen que atravesando la cueva viajaran en el tiempo hasta llegar a los orígenes de la Tierra, y allí podrán encontrar un trilobites vivo. Todo ello contado como una experiencia didáctica, ya que es el ansia del conocimiento la que empuja a los cuatro muchachos a emprender su aventura.

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Unos Goonies prehistóricos, quizá esa sería una definición acertada, ya que la película se comporta como una historia infantil de aventuras, enfatizando la diversión y olvidando casi por completo cualquier atisbo de dificultad en su devenir. Lo que visto años después le resta enteros en su valoración final, resultando más apreciable por su técnica que por su narrativa. Para la recreación de las distintas épocas prehistóricas, Karel Zeman se valió de actores reales (los niños), animación, maquetas (usando la técnica stop motion) y paisajes pintados. Todo ello mezclado de forma sorprendentemente eficaz para la época y con unos movimientos bastante fluidos y naturales, que aún hoy en día pueden causar estupor si tenemos en cuenta que están cerca de cumplir 60 años.