por El miedo a un apocalipsis inmediato existe desde que el hombre es hombre y sabe que ha de morir. De ahí que su imaginario haya creado relatos acerca de este hecho fatal.
En los últimos años, hemos vivido un resurgir del género zombi en el cine. Ignoro la causa. Ahora bien, estas criaturas deformes, pútridas y algo lentas son a menudo el aviso de que el fin del mundo está próximo. The Only Man (2013), un cortometraje de Jos Man, cuenta la historia de Tom, un hombre que lucha por mantener la cordura y la conciencia en un mundo que parece desmoronarse. La estupidez humana ha convertido a la inmensa mayoría de homo sapiens en zombis idiotas, destructores.
Con un inicio harto intrigante y amenazador, que incita al espectador/a a identificarse con el protagonista (Timothy Gibbs), no tardamos en sentir la desazón que sufriría la última persona de la raza humana. La soledad, la pérdida, el temor a la mutación.
A destacar la escena exterior, que recrea una atmósfera de desamparo, de estado de excepción; así como un brillante giro en el guión de Javier J. Valencia[1]: los zombis campan a sus anchas debido a una epidemia que afecta a los seres humanos. Ahora bien, los violentos no son los zombis como cabría esperar, sino el protagonista que los echa de su casa como si espantase moscas.
El cortometraje ha sido proyectado en 16 países y lleva a sus espaldas un total de 24 premios, que se dice pronto. Después de este periplo trashumante, The Only Man se presenta al gran público a través de Vimeo. Aquí lo tienen: https://vimeo.com/84214019
