Riot GRRRL: muerte al macho rock, 2ª parte

Tal como anunciamos, aquí tenéis la segunda ración de obras fundamentales que prosiguen con la promesa de matar el macho-rock. Desde luego, la selección escogida no podría ser más rotunda y consecuente.

 

124 Bikini KillBikini Kill: “The CD Version of the Two First Records” (Kill Rock Stars, 1994)

La Biblia del movimiento riot grrrl, The CD Version of the Two First Records (Kill Rock Stars, 1994) es mucho más que un simple recopilatorio al uso. La segunda banda más peligrosa de su época, tras Nation of Ulysses, Bikini Kill servirán para alumbrarnos a la inmensa Kathleen Hanna. La mujer bala hasta el centro de los ojos, Hannah dirige su nave con el piloto automático en una concepción sabrosamente amateur del DIY, heredado de la prominente Olympia, Washington, su base de operaciones.

Orgullosas, precisas, excitantes y tremendamente punks; el propio McKaye ejercerá de productor de la primera grabación oficial del combo, el EP Bikini Kill (Kill Rock Stars, 1991) aquí incluido. Será, precisamente, de Minor Threat, una de las bandas a las que perteneció McKaye, de donde Bikini Kill sacarán gran parte de sus directrices sonoras; unas entre las que tampoco es difícil adivinar los designios de las Runaways, la perspectiva lo-fi de Beat Happening y el enfrentamiento a la cara de los Stooges.

Feministas sin pelos en la lengua, nunca debemos olvidar que Bikini Kill nacerán a partir de su propio fanzine con el mismo nombre. Con las ideas muy claras desde el principio, en este disco se concentra lo mejor de su colección de esputos lanzados contra las mentalidades adocenadas de una industria musical que aún tenía, y tiene, la estúpida premisa de colocar la etiqueta de “grupo femenino” a las bandas formadas por mujeres. Como si estuviéramos hablando de segunda división… Surrealista, vamos. Y más, en este caso. Sinceramente, ¿hay mejores demostraciones de punk visceral que “Double dare ya”, “White boy” o “Rebel girl”? Pues pocas habrá, la verdad; y no hablo sólo de estos últimos años.

Mezcla marcial de bendita juventud, instintos combativos y DIY en primer plano, a través de este trabajo nos podemos topar con una de las pruebas más definitivas de lo que significa “actitud punk” y su relación indisoluble con un auténtico espíritu combativo, a la cara y sin caretas.

125 BratmobileBratmobile: “Pottymouth” (Kill Rock Stars, 1993)

También provenientes de la posicionada Olympia, Washington – la tierra sagrada del punk a baja fidelidad -, como solía ser habitual en los grupos de riot grrrls los orígenes de Bratmobile provendrán de un fanzine activista-feminista; en este caso, el desfogado Girl Germs.

Formadas en 1991 sin ningún tipo de conocimiento de técnica instrumental, pronto Allison Wolfe y Molly Neuman encontrarán en Erin Smith la pata que les faltaba para tener la mesa. Apadrinadas en sus comiezos por el gran gurú del punk lo-fi, Calvin Johnson, pronto este trío irá marcando distancia con el resto del pelotón a través de un sonido tremendamente natural, como recién parido. Como prueba ideal de sus constantes, Pottymouth (Kill Rock Stars, 1993) saldrá en 1993 para prender más fuego al incendio provocado por sus vecinas de Olympia, Bikini Kill.

Poseedoras de un sonido afiladísimo, Pottymouth son diecisiete cortes trazados en apenas veintisiete minutos de agudeza cortante. Paradigma total del do it yourself, las canciones brotan entre una contagiosa ingenuidad y una cuchillada a los tendones. Extraño magnetismo, uno de las causas de la atracción que provoca esta obra provendrá de cómo nos recordarán a Joy Division en varios momentos de su recorrido: “Love thing”, “Panik”, “Cool schmool”, “Kiss & ride”, “No you don’t”. De este modo, de la banda mancuniana recordarán sobremanera el toque al bajo de Peter Hook; aunque, en su caso, ejecutado desde la guitarra de Erin Smith, la cual desnuda tanto sus acordes que podemos sentir cómo las cuerdas pinchan continuamente en hueso. Pero si hay una banda de la que mamarán continuamente, esa será Beat Happening. En consecuencia, el punk-pop destartalado de “Throwaway” es una de las pruebas más sembradas de la expansiva influencia del combo liderado por Calvin Johnson. Para añadir más matices, destellos distorsionados de música surf se colarán en su esqueleto sonoro.

Por otro lado, la gran joya de este LP, “Cherry Bomb”, adelanta lo que harán Sleater-Kinney,  con ese deje tan a lo B’52s.

Para acabar de rematar esta pequeña bomba de mano, “Fuck Yr Fans y “I Love you, you Little cocrodrile” se abalanzarán como dos andanadas de punk en el alambre. La primera de ellas, supurando rabia muy dañina; como si Minor Threat se cruzase con Beat Happening.

126 Huggy BearHuggy Bear: “Taking the Rough with the Smooch” (Kill Rock Stars, 1993)

Contemporáneas de Bikini Kill, estas banda londinense blandirá con cruda  fiereza la bandera riot grrrl desde la casposa Inglaterra. Una rara avis dentro del circunspecto entramado musical independiente británico, la verdad es que Huggy Bear nunca tendrán verdaderas oportunidades de expandir su monumental fórmula de punk actitudinal. Para eso, que mejor que fichar por el sello americano Kill Rock Stars e, incluso, acabar compartiendo EP con Bikini Kill: el tremendo Yeah Yeah Yeah Yeah (Kill Rock Stars, 1993).

Mucho más que una banda al uso de punk de rastrillo, mediante Taking the Rough with the Smooch (Kill Rock Stars, 1993) Huggy Bear compondrán la Biblia definitiva del movimiento riot grrrl británico. Violentas/os, revolucionarias/os, para estrujar la mala baba de la que se componen “Her jazz”, “Prayer” o “Disthentic penetration”, Huggy Bear tirarán por una versión confrontacional de art-punk de guerrilla sin igual. Más dañinas que un disco de Big Black en un geriátrico, las canciones que conforman estos 22 minutos no le hacen ascos a paralelismos con Bikini Kill o Bratmobile; sin embargo, van más allá, gracias a una fascinante apropiación de los códigos de abstracción, la tensión sonora de Sonic Youth – “Shaved pussy poetry”, “Derwin”, “Can´t kiss” – o a indisimulados guiños al post-punk británico, tras el que se esconde uno muy especial a las Slits: “No sleep”.

Un disco de impacto arrollador, Huggy Bear nunca flotaron tan a gusto como sobre estas nubes de inspiración radioactiva. Disueltas al año de la publicación de su primer LP, esta banda mixta de riot grrrls abandonará las trincheras de la revolución, hiriendo de gravedad la causa inspiradora de tantas y tantas bandas surgidas en los ’90 con ganas de darle un meneo de consideración a los  principios palurdos del macho-rock.

127 Free KittenFree Kitten: Unboxed (Wiiija, 1994)

La gran madame del punk, Kim Gordon -Sonic Youth- no iba a cruzarse de brazos cruzados, precisamente, ante la llegada del ciclón riot grrrl. Aliada junto a dos máximas  terroristas del rock, como Julie Cafritz – Pussy Galore – y Yoshimi P-We  – Boredoms -, Free Kitten ejercerán una vital función de viaje al perfil animal del punk, elevándolo a una actitud más conectada que nunca con los sentimientos más primarios y a la destrucción absoluta de la técnica instrumental. Punk en cueros más primario que la no wave, Free Kitten suenan más asilvestradas que Bikini Kill, más amateurs que Huggy Bear y más estruendosas que estas dos bandas juntas.

Captando ferozmente las instantáneas del momento, de esta recopilación de sus primeros singles, editados entre 1992-1994, surge una ronda subliminal de diapositivas de art-punk en plena descomposición. Puro deleite para el bajo vientre, en Unboxed (Wiiija, 1994) no hay tregua posible para el acomodamiento: el blues emponzoñado de “Platinumb” y “John Stark’s blues”, los Stooges haciéndose el hara-kiri en “Smack”, rituales de lo-fi en su máxima expresión -“Oneness”-, raciones en directo tan tóxicas y urgentes como “Party with me punker” y un hit de estercolero como “Loose lips”. Todo aquí se balancea entre el acto de visceralidad más acomplejante y una revitalizante sensación de peligro, muy deudora de los Stooges, a los que tanto admira Gordon.

 

130 Sleatter KinneySleater-Kinney: Dig me Out (Kill Rock Stars, 1997)

El tercer LP de este trío de Olympia, Washington. Sleater-Kinney alcanzarán su primera cumbre discográfica -luego llegarán los sublimes One Beat (Kill Rock Stars, 2002) y The Woods (Sub Pop, 2005 – a través de este trabajo tejido entre requiebros de visceral brío alcalino.

Los Stooges pogeando con B’52s. Bikini Kill pasadas por una turbina de post-punk. Minor Threat descubriendo las virtudes del punk-pop. Dig me Out (Kill Rock Stars, 1997) es un intenso puñal de punk rock a bocajarro, bizarro como pocos. Variable, algo alucinado y afilado como las navajas albaceteñas, a lo largo de sus trece cortes Corin Tucker y Carrie Browstein doblan sus cantos enervados, entre melodías azucaradas en charcos absenta y tragos encendidos de licor de patata. Puro fuego, para cuando ya incrustan sus guitarras, el éxtasis puede llegar al paroxismo. De las ráfagas más desproporcionadas a los más hipnóticos chispazos atonales -“Heart Factory”, “Words and guitar”-, si a esta frugal combinación le unimos el demencial empuje de Janet Weiss desde las baquetas, el resultado no podría ser más pleno.

Hasta arriba de clásicos instantáneos, gracias a piezas como “It’s enough”, “Dig me out”, “One more hour”. Aquí hay sobradas raciones para quedarse con la cabeza del revés y el cuerpo bailando como si estuviera sobre un campo de minas anti persona.

Uno de los grandes discos de punk rock de final de siglo, el impacto de Dig me Out nunca se diluye. Poderoso pero cercano. Pocas veces el punk ha sonado tan humano y contagioso como a lo largo de estos trece disparos al punto exacto donde se cruzan arterias y corazones.

 

2 comentarios en «Riot GRRRL: muerte al macho rock, 2ª parte»

  1. Si habláramos de heavy metal, sin duda, faltaría la figura de Doro, pero no es el caso. Esta selección está más que nada enfocada hacia artistas femeninas dentro de los circuitos más reivindicativos del punk independiente.

    Un saludo!

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